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Preocupante inestabilidad en Las Minas
Todos contra todos en guerra por la propiedad
Colonos intimidan con sus pistolas en la cintura,
tomando vastos territorios a la “brava”. Amenazas y hasta emboscadas
por voracidad con madera y tierras con agua, lo que ha provocado el
abandono de fincas y haciendas
LAS MINAS, RAAN Amenazas de muerte, intentos de homicidio,
enfrentamientos de grupos, conspiraciones, desalojos, emboscadas,
plagios, violaciones, zozobra y hasta abandono voluntario de
propiedades, es lo que han originado los conflictos por propiedades
comunales y no comunales en Las Minas, donde el problema es cada vez
mas grave, sobre todo por la avalancha de colonos, en su mayoría con
cara de pocos amigos, y con sus pistolas en cintura y armas de
cacería al hombro.
Una comunidad indígena afectada por la
migración de la zona norte de nuestro país, es la de Bambana, en el
municipio de Rosita. Son más de cincuenta familias las que fueron
beneficiadas por el gobierno que presidió doña Violeta Barrios
(1990–1996) con una propiedad de un poco más de veinte mil manzanas
de bosques, cuya área llaman Kakatmulaya (Agua de iguanas en lengua
mískita) y está localizada cerca del reconocido campo maderero de
Kukalaya (Aguas viejas).
Según el dirigente comunal, Ambrosio
López Martínez, 48 familias provenientes de San Pedro del Norte,
Mulukukú, Waslala, Río Blanco y Matiguás, mantienen tomadas unas dos
mil 500 manzanas de tierra, las cuales pertenecen a Kakatmulaya,
señaló
Amenazados por “Peligro”
López dijo a EL NUEVO DIARIO que
tras los intentos de reclamos por el área ocupada, los colonos los
amenazan con armas cuando procuran entrar a la
propiedad.
Señaló a los hermanos Inés y Francisco Flores,
Clemente González, Simón Huete, Denis Guevara y Juan Vargas Pérez
--este último conocido como “Comandante Peligro”--, como los
principales cabecillas de los toma tierras.
“Esa gente,
manejada por ‘Peligro’ intimida con armas para tener dominio del
área que estamos reclamando, y constantemente se aferra en que nadie
los va a desalojar porque entonces amenazan con hacer correr la
sangre en el lugar”, detalló Ambrosio López.
El comunitario
explicó que los “toma tierras”, tras ocupar las propiedades,
obtienen escrituras sin ningún tipo de requisitos, más que los
honorarios de los notarios, que suelen ser indispensables para
certificar como dueños de áreas ajenas a terceros.
Rhingam
Garth es uno de los beneficiarios de Kakatmulaya, de mayor edad, que
se preguntó: ¿Acaso nosotros (los indígenas) andamos tomando tierras
en la costa del Pacífico, como para igualar sus actos en la Costa
Caribe? Insistió en que los mestizos del Pacífico los están
dejando sin madera, sin montañas, sin biodiversidad, sin tierras,
sin animales, sin fuentes de agua y sin futuro alternativo, por
implantar la cultura depredadora a lo largo y ancho de la Costa
Caribe
Emboscado
Tal parece que uno de los mecanismos para
apropiarse de cuantiosas manzanas de tierras fértil en Las Minas, es
el terror, sobre todo en el interior de las comunidades rurales.
Braulio López Burgos, de 43 años, y propietario de una finca de cien
manzanas, en el lugar llamado “Dos Bocas”, entre Rosita y Bonanza,
salió ileso de una emboscada el mes pasado, y la intención, según el
también delegado de la palabra de Dios, era intimidarlo, crear el
pánico en la comarca y dejar libre el lugar a los “toma
tierras”.
López Burgos fue emboscado por cinco sujetos
guiados por el tal “Comandante Peligro”. Refiere que en el momento
de los disparos supo ocultarse, y uno de los atacantes resultó
herido por las mismas balas disparadas por sus compinches
Encañonado
Otro caso casi similar fue lo vivido por Kamel
Yareb Ben Yahía, representante de una propiedad de 4 mil 100
manzanas de tierras en el lugar fundado como Sang Sang Was, en el
municipio de Rosita.
Según el ofendido, durante el traslado
por un camino de monte, un sujeto conocido como Pedro Miranda, le
colocó un fusil AK en el pecho, y con el dedo en el gatillo del arma
intentó amedrentarlo para que desistiera de una acusación promovida
contra seis “toma tierras”, entre ellos dos familiares de
Miranda.
Cerca de ese lugar, hay otra finca de un poco más de
15 mil manzanas de extensión, que pertenece al ganadero Pedro José
López Lira --mejor conocido como Pedro Rocha--, en la que un grupo
de hombres mantiene tomadas más de un mil manzanas, argumentando
dominio por beneficio gubernamental, ya que son retirados del
Ministerio de Gobernación
Estafa y estelionato
En esa misma propiedad, Miguel Aguinaga
Orozco, Porfirio Rodríguez Reyes y Arnulfo González Sánchez,
mediante escrituras dudosas vendieron 70 manzanas a la señora Coita
López Martínez, quien pagó por la propiedad 37 mil 500 córdobas.
Resulta que las 70 manzanas vendidas son parte de la propiedad de
Pedro José López Lira.
La señora perjudicada interpuso formal
denuncia ante el Ministerio Público de Rosita, como víctima del
delito de estelionato y estafa.
Otra estafada es la señora
Lidia López Mendoza, al comprar con escrituras falsas a Leopoldo
Jarquín Navarrete y a Cruz Jarquín Sánchez, 50 manzanas por un valor
de 43 mil córdobas. Esa propiedad también es ajena, pertenece al
mismo Pedro López.
Debido a estos actos penados se señala que
es difícil invertir y trabajar en la zona, porque los “toma tierras”
merodean las propiedades privadas con mejoras, para penetrar,
usurparlas y negociarlas con leguleyadas
Disputa entre combatientes
En el sector conocido como
Greytown, comunidad mestiza de Sahsa, jurisdicción de Puerto
Cabezas, se encuentran un mil 200 manzanas de tierras, que son
disputadas por 24 familias beneficiadas por el gobierno de doña
Violeta Barrios, y el ex contra Osorno Colleman.
Según el
directivo Fernando Jarquín González, los jefes de familias asentadas
son desmovilizados del Ejército y de la “contra”. Asegura que el tal
comandante “Blas”, ha pretendido venderles la propiedad, alegando
que la misma pertenece a los ex combatientes de la resistencia
indígena.
La etnia sumu-mayangna no escapa a las invasiones
de tierras, ya que los nativos de Mukuswás, ubicados sobre la vía
Rosita-Bonanza, reclaman cerca de 4 mil manzanas ocupadas por más de
cincuenta familias mestizas provenientes del norte de nuestro
país.
El Marena, el Ministerio Público, la Policía y las
autoridades municipales de Bonanza, procuran conciliar en el
conflicto, para prevenir actos violentos, como los suscitados en
Layasiksa el siete y ocho de febrero de 2004
Enfrentamientos latentes
La Policía y el Ejército siguen de
cerca los conflictos de tierra, pues están conscientes de que si las
autoridades correspondientes como la Comisión Nacional de
Demarcación Territorial (Conadeti) no soluciona el problema de
propiedad en la Costa Caribe, los intentos de enfrentamientos entre
las partes se mantienen latentes.
Para nadie es un secreto
que esa tercia por las propiedades caribeñas ha causado
inestabilidad en la región, porque los conflictos se han extendido a
las comunidades indígenas como en Sikilta en Siuna, Wasaking en
Rosita, Mukuswás y Musawás en Bonanza, también en Waspam, Bilwi,
Mulukukú y Waslala, al igual que en las áreas protegidas como en el
Cerro “Cola Blanca” y el Saslaya, este último dentro de la Reserva
de Biosfera Bosawás.
Las disputas crean inseguridad y zozobra
en la zona, al punto que 80 familias han abandonado las áreas
reclamadas en el cerro Raw, de Layasiksa, y cinco familias
posesionadas en 120 manzanas en Yakalwas, decidieron salir por las
co